La flota atunera española reclama a la UE no ser indiferente a la violación de derechos humanos de las flotas chinas
La flota atunera española agrupada en OPAGAC cree que ha llegado el momento de que Europa abra un debate y reflexione en profundidad sobre los criterios que actualmente establece la UE a las importaciones de productos pesqueros procedentes de las flotas chinas, a raíz de las últimas informaciones hechas públicas, tanto por distintas ONG como por diversos medios asiáticos, sobre el trato vejatorio a las tripulaciones de los buques de estas flotas, incluidos entierros en alta mar de marineros víctimas, supuestamente, del COVID-19.
Los hechos denunciados, acaecidos en el buque chino Long Xing 629, han provocado la intervención del gobierno de Indonesia, país de origen de los marineros, que además de abrir una investigación criminal a la empresa propietaria (Dalian Ocean Fishing), y que opera 32 atuneros más, ha solicitado explicaciones a las autoridades chinas que, a su vez, han anunciado su colaboración en la investigación abierta[1].
OPAGAC informa de que estos últimos acontecimientos han levantado una oleada de indignación entre las flotas europeas que operan bajo un estricto cumplimiento de las distintas normativas que regulan esta actividad pesquera en todo el mundo, y con un especial foco, tal como es el caso de la flota española, en el fortalecimiento de los derechos sociales y laborales de las tripulaciones.
OPAGAC viene denunciando desde hace tiempo este tipo de trato vejatorio a las tripulaciones de los buques chinos, incluso con casos de esclavitud y explotación infantil, una práctica ante la que “Europa no puede continuar con los ojos cerrados, permitiendo las importaciones de pescado procedente de estas flotas para consumo interno de los ciudadanos de la UE”, señala su director gerente, Julio Morón.
De hecho, y según un estudio de la flota española, las importaciones europeas de atún procedentes de flotas del sudeste asiático y China –que están exentos de aranceles– han pasado de representar el 5% en 2012 al 53% en 2019. En total, Europa importó más de 79.500 toneladas de atún procedente de estas flotas el año pasado para consumo interno. En opinión de OPAGAC, el agravio comparativo con la producción comunitaria, que cumple con todos los requisitos legales, es abismal. Según esta organización, la aplicación del Convenio 188 de la Organización Internacional de Trabajo (OIT), ya en vigor, debe exigirse a todas las importaciones al mercado comunitario, para garantizar que el consumidor europeo no consume pescado proveniente de barcos con esclavos a bordo o en los que no se respetan las condiciones sociales mínimas ni los salarios fijados por la OIT.
A juicio de OPAGAC, la crisis sanitaria desatada por la COVID-19 y su impacto en la seguridad y bienestar de las tripulaciones ha evidenciado aún más la situación que viven los marineros de las flotas chinas, muchas veces abandonados a su suerte a bordo de los buques. “Frente a ello –apunta Morón–, las flotas atuneras europeas hemos realizado un enorme esfuerzo para vencer innumerables trabas y relevar a nuestras tripulaciones en condiciones de seguridad, como en el caso de la española que, el pasado 9 de mayo, consiguió trasladar a 189 tripulantes al archipiélago de las Seychelles y repatriar a otros 184. Europa –termina diciendo Morón– no puede ser indiferente a la discriminación que practica, en este caso con sus propias flotas, frente a las chinas y, además, con un producto que consumen prácticamente la totalidad de los ciudadanos europeos”.
[1] El vínculo que incluimos a continuación contiene el reportaje de la televisión japonesa con imágenes del entierro en la mar de marineros. Advertimos que su contenido puede herir la sensibilidad del espectador: https://youtu.be/3QIEmJ1mCZY