Un estudio realizado por la flota atunera española en el océano Índico, tres años después de la implantación de su Código de Buenas Prácticas, incluido en su Proyecto de Mejora de Pesquería (FIP), evidencia que la aportación del cerco a la mortalidad de especies de captura incidental es prácticamente nula, frente a la registrada por otras artes, como el palangre y las redes de enmalle a la deriva. De hecho, y según este estudio, esta mortalidad se sitúa en el 0,15%, en el caso de tiburones, mantas y rayas (denominados genéricamente condrictios), en menos del 0,3%, en el caso de las tortugas y nula para los mamíferos marinos.

Estos datos, que han sido presentados recientemente por la Organización de Productores Asociados de Grandes Atuneros Congeladores (OPAGAC) a la Comisión del Atún del Océano Índico (IOTC), indican además que, en el caso del tiburón sedoso, la especie de captura incidental más importante de los cerqueros, el nivel de mortalidad es sólo del 1,3%.

En el lado opuesto al cerco, el estudio constata que las redes de enmalle a la deriva es el arte que más contribuye a la mortalidad por captura incidental en el Índico, suponiendo prácticamente la totalidad de mortalidad de los mamíferos marinos y tiburones ballena capturados, más del 50% de los condrictios y más del 40% de las tortugas marinas. El palangre sería responsable del resto de la mortalidad. Según señala OPAGAC, estas cifras podrían variar, dada la falta de datos aportados por las citadas flotas.

Según OPAGAC, el bajo índice de mortalidad de capturas incidentales del arte del cerco al atún se debe a que la proporción relativa de captura accesoria por lance es muy inferior a la de otros artes de pesca. A ello se añade la aplicación voluntaria, por parte de la flota, de un Código de Buenas Prácticas verificadas por el instituto tecnológico AZTI e integrado en el Proyecto de Mejora de Pesquería (FIP) puesto en marcha, en colaboración con WWF, en 2016, y que ha contribuido a reducir alrededor de un 10% la mortalidad de estas especies.

Dicho código incluye la utilización de dispositivos de concentración de peces (FAD, por sus siglas en inglés) no-enmallantes -más del 90% de los empleados por la flota española en el Índico– y la implantación de prácticas seguras de liberación de las especies no objetivo. Ello ha contribuido a una mayor supervivencia de especies capturadas en cada lance y a la casi total eliminación de la pesca fantasma ocasionada por las redes de los FAD, que se suponía muy importante en el pasado.

Según Miguel Ángel Herrera, gerente adjunto de OPAGAC, “durante muchos años, la flota atunera de cerco, especialmente la que emplea FAD, como es nuestro caso, ha estado en el punto de mira por su supuesta alta contribución a la mortalidad de diversas especies. Los resultados de este estudio demuestran que los esfuerzos que han emprendido diversas flotas, como la española, para reducir la mortalidad por captura incidental en el Índico están dando sus frutos”.

Opacidad de numerosas flotas

El estudio identifica, además, el problema que representa para la gestión de esta pesquería en el Índico la falta de datos relativos a la actividad de un gran número de flotas de palangre y de redes enmalle a la deriva, fundamentalmente por su bajo nivel de cobertura de observadores. A este respecto, el estudio revela que, en estas flotas, este índice apenas alcanza el 1,5% de las embarcaciones, frente al 5% mínimo establecido por la IOTC y el 100% de los buques de cerco de atún de la Unión Europea y Seychelles.

En este sentido, OPAGAC subraya la necesidad de que la IOTC centre su atención en mejorar el cumplimiento de unos requisitos mínimos de recopilación y comunicación de datos por parte de sus miembros y partes contratantes, especialmente de las pesquerías de palangre y redes de enmalle.

El estudio, que puede consultarse en la web de la IOTC se enmarca en las acciones de evaluación y mitigación del impacto ambiental de la flota atunera de cerco española contempladas en el FIP de OPAGAC y que incluye análisis similares en otros océanos. Además, OPAGAC colaborará con ONG e instituciones científicas para extender el estudio en el océano Índico de modo que un documento actualizado pueda ser presentado al grupo de Ecosistemas y Capturas Accesorias de la IOTC en 2019.