OPAGAC

La flota atunera española perpleja por la intención de asignar cuotas de rabil a flotas que emplean artes prohibidas en el Índico

La flota atunera española se declara perpleja por la intención de algunas partes de la Comisión de Túnidos del Océano Índico (CTOI­) de asignar cuota de rabil a flotas que emplean redes de deriva, arte de pesca que, paradójicamente, prohibió este mismo organismo en 2012 por su elevado índice de captura incidental de especies amenazadas y protegidas, tales como tiburones, mamíferos marinos y tortugas. En concreto, la flota española alerta de que las dos propuestas de reconstrucción de la población de rabil publicadas por la CTOI de cara a su reunión extraordinaria, convocada del 8 al 12 de marzo, contemplan esta asignación de capturas a flotas que emplean este tipo de arte de pesca prohibido.

Según la flota española, agrupada en la Organización de Productores Asociados de Grandes Atuneros Congeladores (OPAGAC), estas propuestas son incoherentes al ignorar deliberadamente el uso de redes de deriva de longitud superior a la permitida -2,5 kilómetros- por flotas como la de Irán que, además, ha excedido sus límites de captura de forma reiterada. En concreto, estas flotas pescaron alrededor del 17% del volumen total de rabil capturado en el Índico en 2019, aproximadamente 70.000 toneladas, precisamente, la misma cantidad que algunas partes contratantes consideran que habría que reducir para una recuperación rápida del stock.

Entre las flotas que emplean este tipo de redes se encuentran las de Irán, Indonesia, India, Sri Lanka, Pakistán u Omán, pesquerías, por otra parte, insuficientemente controladas por sus autoridades nacionales y que, en la mayoría de los casos, no cumplen con otros requisitos de la CTOI, tales como el uso de sistemas de seguimiento por satélite, la autorización de sus buques, los mínimos de cobertura de programas de observadores o el muestreo en puerto.

La flota española llama la atención, especialmente, sobre el caso de Irán, país que ha duplicado su volumen de captura a pesar de estar sujeto a un límite, según el plan de recuperación del rabil en el Índico. Además, es el país que más cetáceos captura de forma incidental, unos 30.000 al año[1], así como el mayor deudor de la CTOI, concretamente, el 46% de los fondos impagados de la organización. Por todo ello, OPAGAC considera inaudito que esta flota siga recibiendo posibilidades de captura en las nuevas propuestas que pretenden recuperar la población de rabil.

La organización atunera critica, además, la no penalización de estas prácticas por parte de la CTOI frente a los recortes a los que se ven sometidos las flotas sujetas a reducción, cuyas capturas muestran una tendencia descendente -con un 4% por debajo del límite aplicable en 2019-, y que, como en el caso de la flota cerquera europea, cumplen con las medidas de esta ORP y han establecido una cobertura del 100% de observadores a bordo y en puerto, para garantizar el control de toda su actividad, frente al 5% de cobertura mínima establecido por el organismo.

Según Julio Morón, director gerente de OPAGAC, “lo que está sucediendo en el Índico no se puede seguir consintiendo. La CTOI está permitiendo que países que actúan en contra de sus propias medidas, al emplear artes prohibidas, no sólo dispongan de cuota, sino que la excedan sin ninguna penalización. La comunidad internacional, en especial la Unión Europea, que ha prohibido las redes de deriva en sus aguas desde 2002, no puede seguir impasible ante esta situación y debe exigir a la CTOI cuota cero para las flotas de redes de deriva, así como la inclusión de buques que utilizan este arte de pesca en la lista de pesca ilegal”.

Impacto sobre especies amenazadas

La flota española también quiere llamar la atención sobre el impacto negativo de las redes de deriva sobre especies protegidas y amenazadas. Según OPAGAC, la comunidad internacional, incluidas las ONGs que tanto han peleado por la eliminación de este arte de pesca en todo el mundo, debe hacer un esfuerzo para facilitar que estas redes sean reemplazadas por otros sistemas de pesca con menor impacto, tal y como ha intentado la UE en la Comisión Internacional para la Conservación del Atún Atlántico (ICCAT). En concreto, señala el proyecto de colaboración de WWF Pakistán con la flota de este país para sustituir las redes de deriva de grandes dimensiones por redes de enmalle por debajo de los 2 metros de profundidad, aunque sin reducir al mínimo la captura incidental de especies protegidas.

En este sentido, según un estudio de un grupo internacional de científicos[2], las poblaciones de delfines del Índico podrían haber disminuido en más de un 80% desde 1950 a causa del uso de redes de enmalle a la deriva, cuya longitud puede superar los 30 km, con más de 20 metros de profundidad. De acuerdo con este estudio, 4,1 millones de pequeños cetáceos, fundamentalmente delfines, habrían sido capturados de forma incidental por estas redes entre 1950 y 2018.

Cabe recordar que la Asamblea General de Naciones Unidas prohibió el uso de redes de deriva en 1993, una medida que la UE aprobó para la pesca de túnidos en 2002 y extendió a toda su flota en 2015. Por su parte, la CTOI aprobó en 2012 una resolución que prohíbe su uso y que, desde el 1 de enero de 2022, aplicará a toda su aérea de influencia, incluidas las Zonas Económicas Exclusivas (ZEE).

[1] Según el estudio Cetacean bycatch in Indian Ocean tuna gillnet fisheries, publicado en Endangered Species Research

[2] Cetacean bycatch in Indian Ocean tuna gillnet fisheries, publicado en Endangered Species Research