Cinco stocks de atún tropical de los que pesca la flota atunera española, de un total de 12, cumplen los estándares de sostenibilidad necesarios para solicitar la certificación MSC (Marine Stewardship Council), concretamente, el rabil, el listado y el patudo del Pacífico Centro-Occidental, y el rabil y el listado del Pacífico Oriental. Estos cinco stocks representan el 30% de las 380.000 toneladas pescadas anualmente por nuestra flota y el 3% del total de la captura mundial de túnidos tropicales.

La certificación MSC garantiza productos procedentes de stocks en buen estado y capturados con una actividad pesquera con mínimo impacto ambiental y un control exhaustivo de la misma. El objetivo de la flota es reunir las condiciones necesarias para que los 12 stocks de túnidos tropicales que captura puedan entrar en proceso de certificación en 2021.

Este es el resultado del segundo año de actividad del Proyecto de Mejora de Pesquería (FIP, por sus siglas en inglés) que la flota atunera española, agrupada en la Organización de Productores Asociados de Grandes Atuneros Congeladores (OPAGAC), desarrolla con WWF desde 2016.

Como ya hiciera en 2017, el FIP ha utilizado los baremos de MSC para medir su eficacia, superando las expectativas en las cuatro Organizaciones Regionales de Pesca (ORP) -IATTC, WCPFC, IOTC e ICCAT- en las que operan los 47 barcos de OPAGAC. Así, según la evaluación de una consultora independiente, los indicadores en los cinco stocks antes mencionados obtienen puntuaciones por encima de los mínimos establecidos por MSC (media de 80 puntos sobre 100 y ninguna condición por debajo de 60), requisito necesario para solicitar su certificación.

Asimismo, en 2018, OPAGAC ha buscado sinergias y alineado sus acciones con los FIP desarrollados por otras flotas, tales como la organización ecuatoriana TUNACONS (Tuna Conservation Group) en el Pacífico Oriental y la Sustainable Indian Ocean Tuna Initiative (SIOTI), que incluye todas las flotas de cerco de España, Francia, Seychelles y Mauricio.

Según Julio Morón, director gerente de OPAGAC, “nuestro FIP lidera el camino para las pesquerías atuneras de cerco en proceso de certificación MSC, al ser la iniciativa de este tipo más completa del mundo ya que incluye las tres especies objetivo de esta pesquería en el Atlántico, Índico y Pacífico”. “La sostenibilidad”, -continúa Morón-, “debe ser una prioridad en la agenda de cualquier flota y las alianzas con otras organizaciones con un FIP en marcha son un medio excelente para lograr un diálogo más constructivo en las ORP e involucrar a los gobiernos, a la cadena comercial y a los consumidores”.

Pese al buen progreso de este FIP, OPAGAC y WWF coinciden en señalar que aún existen problemas de gobernanza internacional que dificultan la gestión sostenible a largo plazo de las poblaciones pesqueras de atunes tropicales y, en especial, la recuperación de los stocks sobrexplotados, como el patudo del Atlántico. En su opinión, el lento avance en el establecimiento de marcos de Evaluación de Estrategias de Captura y medidas adecuadas de gestión, seguimiento y control para todas las pesquerías dirigidas a estas especies compromete su sostenibilidad a largo plazo.

En este sentido, según José Luis García Varas, responsable del Programa de Océanos de WWF España, “aún existen numerosos retos para asegurar unas pesquerías sostenibles de atunes tropicales que minimicen su impacto en el ecosistema. La Unión Europea debe mostrar un mayor liderazgo en las ORP, para alcanzar los consensos que aseguren un marco de sostenibilidad del siglo XXI para estas especies. El completo fracaso de ICCAT en 2018, en lo que se refiere a la adopción de medidas para la recuperación del patudo, ilustra el tipo de retos a los que nos enfrentamos”.

Recopilación de datos, selectividad y mínimo impacto

En 2018, y dentro del marco del FIP, OPAGAC ha continuado contribuyendo a la mejora de la evaluación de los stocks, entregando al instituto tecnológico AZTI los datos recogidos por las boyas satelitales incorporadas a los dispositivos agregadores de peces (FAD, por sus siglas en inglés) empleados por la flota y medir así los índices de abundancia. Además, la flota continuará colaborando en tres proyectos europeos para ampliar la disponibilidad de datos no oficiales y aportados por el sector y mejorar la ciencia en las zonas de competencia de las cuatro ORP.

En lo que concierne a la reducción del impacto sobre el ecosistema, en 2019, nuestra flota seguirá promoviendo estudios en los tres océanos para evaluar la aportación del cerco y otras artes, tales como el palangre y las redes de enmalle a la deriva, a la mortalidad de especies de captura incidental, fundamentalmente, tiburones, mamíferos y tortugas marinas. A este respecto, el estudio desarrollado por la flota en el Índico y presentado en 2018 a la IOTC, evidencia el bajo impacto del cerco -0,15%, en el caso de tiburones, mantas y rayas, menos del 0,3%, en el de las tortugas, y nula para los mamíferos marinos-, gracias a la implantación del Código de Buenas Prácticas.

Igualmente, la flota continuará participando en los proyectos BIOFAD de los océanos Índico y Pacífico Oriental, en los que se evalúa la eficacia de prototipos de FAD biodegradables. Por otro lado, en 2018, OPAGAC realizó una evaluación de los resultados de su programa piloto de recogida de FAD en Seychelles durante 2016 y 2017 (FAD-Watch), a fin de replicarlo en otras zonas. Además, dará continuidad a FAD-Watch en 2019 con la participación de la mayoría de los operadores de cerco del Índico, a través de SIOTI.

Por último, en los próximos tres años, los objetivos se centrarán en la mejora de los tres pilares del FIP: mejor ciencia, reducción de impactos de la actividad pesquera y mejora de la gobernanza oceánica. Esto se conseguirá con la aportación de datos de los FAD, un mejor cumplimiento de las medidas de gestión, tanto de ORP como de estados costeros, y el apoyo de la flota al establecimiento de reglas de control de captura, de modo que éstas se ajusten, en todas las pesquerías involucradas, a los niveles de abundancia del stock.

OPAGAC también impulsará el uso de sistemas de monitorización electrónica (EMS) para el registro y verificación de la actividad pesquera, y la mejora de la información sobre especies en peligro, amenazadas o protegidas.