La flota atunera española ha expresado su preocupación ante la adopción de una nueva medida de gestión de la especie de atún patudo en el océano Atlántico por parte de ICCAT[1], debido al alto impacto que la reducción de capturas de esta especie puede tener en otras, tales como rabil y listado, objetivo también de la flota, debido a que en la mayoría de los lances de pesca se capturan las tres especies, representando el patudo una menor proporción.

Según calcula nuestra flota, de cuyas capturas el patudo sólo supone el 10%, una reducción del 20% de las capturas de patudo al cerco (en torno a 6.000 toneladas) representaría unos daños colaterales de unas 54.000 toneladas de rabil y listado, así como unas pérdidas económicas de, al menos, 80 millones de euros, considerando sólo el valor de mercado de estas dos últimas especies, para las que el cerco no está sujeto a cuota.

Según la flota atunera española, representada en OPAGAC, a ello habría que añadir las pérdidas en términos de actividad en las fábricas conserveras, puertos de desembarco, pérdida de puestos de trabajo o necesidad de desguace de una cantidad considerable de buques de apoyo, si la Comisión decidiese también limitar o eliminar la actividad de estos buques, lo que supondría la destrucción de más de 500 empleos directos, la mayoría de marineros africanos.

En su conjunto, y según apunta OPAGAC, “medidas de este tipo pondrían en riesgo la viabilidad de un sector que lleva desde los años 60 trabajando en el océano Atlántico y generando actividad económica en muchos países en vías de desarrollo de la región”. Cabe destacar, que sólo en los países del Atlántico en los que opera, la actividad económica de nuestra flota se traduce en más de 15.000 puestos de trabajo directos e indirectos y una gran inversión para la creación de industrias transformadoras.

Por otro lado, y según OPAGAC, entre las medidas que se contemplan en los proyectos de recomendación presentados, la mayor preocupación se deriva de las consecuencias que puede tener sobre la actividad de la flota el reparto de los derechos de pesca. “Dudamos –apunta OPAGAC–, que este reparto sea efectivo hasta que no exista un mecanismo robusto de limitación de la capacidad de pesca en todas las flotas. En este sentido, cualquier sacrificio será inútil si la ICCAT no adopta medidas para limitar la capacidad en el Atlántico y se asegura que todas las partes contribuyen a la reducción y respetan las normas adoptadas”. A este respecto, cabe señalar que la flota atunera española es la única con observadores a bordo en la totalidad de sus buques.

Para OPAGAC, partiendo del hecho de que sólo el 10% de los túnidos tropicales capturados por nuestra flota en el Océano Atlántico son atún patudo, cualquier decisión sobre la gestión de este stock debe reconocer este hecho y aplicar medidas consecuentes para minimizar el impacto sobre otros stocks, porque la gestión de los túnidos tropicales debe de ser diseñada de manera que las 3 especies, de las que el listado supone el 60% de la captura, el rabil el 30% y el patudo el 10%, sean gestionadas de manera conjunta y eficaz.

[1] Comisión Internacional para la Conservación del Atún Atlántico. Celebra su 21 reunión extraordinaria entre el 12 y el 19 de noviembre de 2018, en Dubrovnik (Croacia)