La flota atunera española agrupada en OPAGAC considera imprescindible la estricta aplicación de las medidas de gestión adoptadas por las Organizaciones Regionales de Pesca (ORP) en la lucha contra la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada (IUU). Para la flota atunera de OPAGAC la única garantía de transparencia y eficacia de los programas de vigilancia de la posición de los barcos vía satélite (VMS), observadores, e inspección en puerto es que su gestión se realice bajo el control directo de las ORP, a través de programas regionales. Además, OPAGAC aboga por una prohibición total de los transbordos en alta mar y la cobertura total de las operaciones de pesca de todas las flotas industriales atuneras, a través de la utilización de observadores físicos o electrónicos.

Así lo ha manifestado Miguel Ángel Herrera, gerente adjunto de OPAGAC, durante su intervención en el 10º Foro Internacional sobre Pesca Ilegal, No Declarada y No Reglamentada, organizado en Londres por la ONG británica Chatham House y al que la organización española ha sido invitada a participar, por vez primera, debido a las distintas iniciativas que ha puesto en marcha a favor de una pesca sostenible. Este foro reúne, cada dos años, a representantes de la administración, sector pesquero, científicos y ONG para evaluar las últimas iniciativas, en materia de regulación e investigación, para luchar contra este tipo de pesca.

En su intervención, Herrera señaló que los programas regionales son fundamentales “para asegurar un riguroso cumplimiento de las medidas de gestión y así paliar la falta de capacidad o voluntad de algunos países para ejecutar las medidas de Seguimiento, Control y Vigilancia adoptadas por las ORP, que hasta la fecha han sido reacias a penalizar casos de incumplimiento”.

OPAGAC considera imprescindible que las ORP sancionen los casos de incumplimiento reiterado en su zona de responsabilidad, en aras a asegurar la sostenibilidad de las especies altamente migratorias bajo su mandato. Según Herrera, “en muchos casos las ORP son conocedoras de estos incumplimientos, pero no los penalizan, lo que genera malestar en las flotas con alto índice de cumplimiento, como es el caso de OPAGAC”.

A este respecto, OPAGAC ha señalado el importante papel que juegan las eco-etiquetas, como MSC, y la colaboración de las ONG para concienciar a mercados y consumidores de la importancia de no comprar productos de flotas señaladas por incumplir las medidas de gestión en vigor, pero no sancionadas por las ORP. Sin embargo, OPAGAC señaló también su “preocupación por el hecho de que los estándares de sostenibilidad adoptados por algunas ONG y eco-etiquetas difieran de aquellos recomendados por las ORP a través de su consejo de gestión, y la confusión que esto crea en los mercados y consumidores con respecto a qué tipo de actividades de pesca han de considerarse sostenibles, y cuáles no”. En este sentido, OPAGAC aboga por el trabajo conjunto de los países miembros y otros actores, como ONG, eco-etiquetas y la industria de pesca y conservera, para mejorar la gestión de las ORP desde dentro, y evitar así la promoción de agendas paralelas a las de estos organismos.

OPAGAC aboga, además, por la prohibición de los transbordos en alta mar ya que, a su criterio, son un vehículo claro de actividades IUU, y considera que el control exhaustivo solo es posible a través de la adopción de los programas regionales antes citados.

Dimensión socio-laboral y medioambiental
En lo referente a la dimensión socio laboral, Herrera ha señalado que “la falta de unos estándares mínimos en eco-etiquetas y países importadores promueve la competencia desleal, aumentando la competitividad de aquellos que no respetan condiciones laborales y de seguridad a bordo, al tener gastos más bajos de explotación”. Por otro lado, estas aptitudes aumentan exponencialmente el riesgo de IUU, tal y como se define en las ORP. En este sentido, subrayó la importancia de adoptar estándares similares a los de la flota agrupada en OPAGAC, tales como la Norma AENOR de Atún de Pesca Responsable (APR), la primera certificación pesquera que incluye una serie de exigencias sociales, alineadas con el Convenio 188 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y requisitos mínimos de seguridad, control y salud pública.

Igualmente, y en relación al aspecto medioambiental y de protección de los stocks, Herrera ha indicado que la pesquería de OPAGAC está en transición hacia la certificación MSC, para lo que está promoviendo una serie de iniciativas a través de su Plan de Mejora de la Pesquera (FIP), que desarrolla con WWF. Este proyecto incluye acciones para promover la adopción por las ORP de Normas de Control de Capturas y, en caso necesario, planes de recuperación de las poblaciones que se encuentran en estado de sobreexplotación, así como acciones en aras a una mejora del cumplimiento en el seno de estos organismos. Por otro lado, OPAGAC ha iniciado una serie de acciones para reducir los impactos medioambientales de su pesquería, en particular en lo que respecta a la pesca con dispositivos de concentración de peces (FAD).

Por último, en su intervención, el gerente adjunto de OPAGAC ha señalado la importancia de armonizar los términos y condiciones de los acuerdos de pesca que la flota establece con terceros países y la cooperación regional en materia de seguimiento, control y vigilancia. Esto incluye acciones para abogar por la adhesión de los países a programas regionales de formación de observadores, monitorización por satélite e inspección, en el marco de las ORP en las que participan.

En este sentido, Herrera recordó la Iniciativa de Transparencia Atunera (TTI), en la que OPAGAC participa a través del Comité Asesor de Larga Distancia (LDAC). El TTI incluye medidas de este tipo y tiene una importancia relevante para la flota de cerco europea, que pesca entre el 30% y el 40% de sus capturas en aguas de terceros países, a través de acuerdos de pesca privados o establecidos en el marco de la Unión Europea.